Mientras un pícaro viento despliega su frescura, hoy pido con ternura, llévate de mí, este sentimiento de amargura.
Óyeme pícaro, cuando invites a danzar en el aire, ramilletes de hojas perdidas, que viniendo del cielo caen al suelo, cómo una lluvia que tiñe los senderos de mi vida con amarillo vibrante en esta despedida. Hasta las hojas se exhalan un último destello de nostálgica belleza.
En esta contemplación se pierde mi alma, poco a poco se marchita,un juramento vano de un amor lejano.
Congelados van mis labios, vacías son mis manos ¿o llenas de ilusiones descoloridas?.
Más sonríe mujer, simplemente sonríe aunque en tus labios disfraces la nostalgia. No es la primera vez que nadas en aguas de soledad.
Suelta en la brisa del otoño, los buenos momentos, los cálidos besos, las puñaladas dichas y las promesas incumplidas.
No te aferres a lo que no ha de ser, rompen el encanto las lágrimas al caer.
Suéltalo todo al viento del Sur, déjalo ir.
No permitas que nada silencie la melodía feliz, que está por venir
a cantar en tu vivir.
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