domingo, 12 de febrero de 2017

Alba: alma de artista

En esta misma fecha 12 de febrero pero del año 1955 en la República del Paraguay, más precisamente en su capital Asunción, nacía mi madre Alba Sergia Centurión. 

  Mi máma será anonima en los grandes libros de historia, pero es tal mi admiración por ella, que no puedo evitar sentir deseos de compartir con quien me brinde su tiempo, sus historias, anécdotas  y enseñanzas.

Hoy hubiera cumplido 62 años. Eso me hizo pensar ¿Porque se suele recordar el día de la muerte de un ser querido, dejando de festejar su cumpleaños? Hay personas que nos dieron mucho amor y nos enseñaron tanto. Ellas merecen ser recordadas con alegría y respeto, no solo trágicamente.

Por eso hoy quiero decir: ¡Felíz Día de tu Nacimiento máma y que Dios te bendiga!
Otro de sus amores el baile.

 Alba: alma de artista 

 Dónde empezar hay tanto que contar, por suerte tuve una madre multifacética y muy interesante. Casi ideal para una hija escritora deseosa de escribir sobre ella, con el pasar de sus anécdotas verán que no exagero.
 A partir de ahora intentaré llamarla por su nombre Alba porque me interesa que la conozcan más allá de su relación maternal conmigo.


 Alba tenía un  gran talento artístico, tanto para el dibujo como para el canto, solía dibujar con una ramita en la tierra colorada del patio de su humilde casa, para luego borrarlo con los pies, por miedo al reto de su madre, quien le había prohibido hacerlo en los cuadernos de la escuela rompiendo los dibujos que ya había hecho. 

Suena bastante cruel, lo sé, pero no juzgo a mi abuela, a ella también la educaron severamente y simplemente era una mujer sola con dos hijos que a duras penas podía alimentar.

Cuando a la pequeña Nubí (el apodo de Alba) de 10 años le contaron que se venían para acá, para la Argentina. Soñaba que iba a conquistar a los argentinos cantando tango, jugaba entre las frazadas secándose al sol que hacía de telón y así sonaba su pianito una y otra vez: "chan chan chan..." ella iba aprendiendo con pasión y empeño las letras tangueras
Antes que se vendieran todos sus juguetes, porque corría el rumor que en la fronteras te sacaban todo.

Pero la familia de Alba eran simples inmigrantes pobres que debían trabajar para comer, así ella no pudo estudiar ni canto ni bellas artes, salió a trabajar a los 14 años, después de recibirse de perito mercantil, haciendo todo el resto de sus estudios trabajando. 

Canto en coros para calmar su miedo escénico. Yo adoraba oir como le cantaba a la comida "para que saliera bien" como ella solía decir. 
Y en reuniones yo le pedía que cante a lo que accedía, solo después de unas copas de vino tinto para sacarse la timidez. Todavía recuerdo como su hermosa voz llenó mi infancia de dulces canciones de cuna.

   Máma solia decirme que yo ya estaba en su destino,  que la había elegido como madre, porque tiempo antes de  que yo naciera ella empezó a dibujar ojos verdes idénticos a los míos.

El dibujo que ilustra esta entrada fue hecho por ella para mí. Yo le quería regalar a mi novio (mi actual esposo) un dibujo de un beso tras varios intentos fallidos, máma se ofrecio a hacerlo, con la condición de que yo lo pintara y de que nadie supiera que ella lo hizo.
Ilustración de Alba Centurión, la perfección del trazo en los rostros es de ella,
  aunque la corona de flores y los colores son míos.
Condición que hoy incumplo porque es uno de los pocos dibujos que conservo de esta gran artista y quiero compartirla con ustedes.

 las anécdotas de Alba con el arte, son incontables porque más allá de no poder cumplir sus sueños artísticos, ella jamás dejó de demostrar su gran talento. 

Todos los derechos reservados ©  Patricia TORRES