El autor:
¿Un simple narrador o un
personaje que narra?
En esta monografía se trabajará con el
cuento Un kilo de oro de Rodolfo Walsh, pero no desde el
argumento propiamente dicho, dado que se pondrá mayor énfasis en las
particularidades que presenta la narración, es decir: la irrupción de la
primera persona en varias partes del relato que estaba desarrollándose en
tercera; el contraste del lenguaje
coloquial y literario; la importancia que se le conceden a las reflexiones y el
estado emocional de los personajes.
Por esto se considera pertinente
reformular el comienzo, sería más exacto decir, se trabajará a través del cuento
Un kilo de oro, para caracterizar los recursos empleados por el
autor, no para establecer los motivos de su utilización, pues eso no es
materialmente comprobable.
El objetivo es ver, cómo podrían
repercutir dichos recursos en el lector. Aunque para finalizar, se trataran
algunos aspectos relacionados con el argumento, con la intención de dar a la
realización del trabajo, un acabado más completo.
a.- La recurrente aparición
“sorpresiva” de la primera persona, entre o al final de varias descripciones en
tercera persona (también presente en el diálogo del comienzo), es la
característica primordial que motiva la pregunta: ¿Un simple narrador o un
personaje que narra?.
Es un estilo muy particular
de narrador omnisciente que por momentos es un
testigo o espectador que relata y en otros es el que vive la acción, es
decir, los acontecimientos de la historia.
... la noche venía mal. Renato sentía
su olor interno a desastre y recaída. (...)
Qué
se
puede esperar de un
mentón como el que tengo, esta
especie de
preámbulo
de fuga o de argumento dilatorio. Las facultades del alma
todas
puestas
como el ojete, armadas a último momento y con apuro...
Esta combinación de una
perspectiva alejada de “los hechos” del texto y de manera imprevista, ser la
voz del protagonista, tomar el papel protagónico involucrándose más íntimamente
con los sentimientos, cubre las
restricciones que tiene cada forma de narrador por separado.
Cuando se escoge
exclusivamente la primera persona, la narración queda centralizada, está sujeta
solamente a una parte de la historia. Si el autor elige esta primera persona,
pierde las posibilidades de contar los vínculos entre otros personajes, de
crear diferentes acciones que debido a la ausencia del protagónico omite o
pasan a ser “ cosas que me contaron” relegándolas a un segundo plano.
La tercera persona, en
cambio, es perfecta para las descripciones de lugar, relatar las acciones,
mostrar los distintos puntos de vista de los personajes; así, de varias maneras
contar el mismo relato.
También es capaz de
enunciar las emociones de los personajes, pero siempre lo hace desde una cierta
distancia.
La última característica
mencionada, ésta distancia, es la que le impide a la tercera persona un impacto
diferente sobre la sensibilidad del lector.
Función que cumple con
suma eficacia la primera persona, cuando el protagonista expresa sus sensaciones,
conflictos y angustias y posibilita que el lector se identifique con más
intensidad con el conflicto tratado en la obra, que siempre voluntaria o
involuntariamente pretende provocar esa identificación.
La utilización de la
unión de la primera y la tercera persona, en un mismo texto, permite cubrir
todos los aspectos indicados.
Este recurso no
utilizado cotidianamente por otros autores, se encuentra además de la presente
obra, en otro cuento de Walsh: “Los oficios terrestres” en el “nosotros”.
También lo hallamos en la obra de Borges, titulada La muerte y la brújula,
cuando dice: “Al sur de la ciudad de mi cuento...”.
Esta peculiaridad
apuntada resalta lo escrito, a los ojos del lector, como lo hace una frase
subrayada o un error ortográfico.
b.- Con referencia al
contraste del lenguaje literario con el coloquial, se puede observar en la
segunda parte de la cita principal hecha en párrafo aparte, que se destaca la
palabra “ojete” rompiendo con la delicadeza, el cuidado y la seriedad del
lenguaje literario que le precedía.
La narración está
repleta de ejemplos con referencia a este caso, “Meadas ruinas...”; y podría
considerarse -en el diálogo del principio, sobre el cual volveremos después– la
indecisión de Tonio entre hacer uso del lenguaje científico de la doctora
Rubiakov (que en realidad era él mismo) o el de su habla cotidiana donde
utiliza un lenguaje muy soez.
Es posible percibir que
al recurrir a este contraste el autor hace más evidente sus intervenciones en
los acontecimientos, tanto como los distanciamientos de ellos, proporcionándole
al lector ambas visiones.
El autor quiebra el
relato que venía desplegándose con un exquisito lenguaje literario con
expresiones más cercanas a la oralidad, “...Alguna vez podrían poner luz estos
desgraciados...” o “...lo que es tener oficio ché...”.
En abierta oposición a
un conocido axioma teatral, que habla de que no debe romperse la “cuarta
pared”, es decir, que el actor jamás debe interactuar con el público, porque
eso rompe con la realidad que se está viviendo en la obra; Walsh en este cuento
rompe con la ficción y se refiere a su obra en la obra misma.
Que no contradice las
reglas de la literatura, puesto que es lícito que el autor utilice el recurso
de la auto-referencialidad.
Dicha táctica se hace
presente en esta narración, refiriéndose en determinado momento a sí misma. En
la primer cita aparece esta particularidad, más precisamente en “... esta especie de preámbulo de fuga
o de argumento dilatorio.”.
Otro ejemplo
auto-referencial que cabe citar es, “... tantos años con esta frase adentro
dándome calorcito...” frase que insertó en el texto diciendo: “... la tarde en
su matiz crisoberilo”.
c.- La relevancia que le
otorga a los sentimientos y los pensamientos de los personajes, están a primera
vista, por ello es lícito creer que es innecesario su análisis. Pero
justamente en ellas
es donde aparecen
la mayor parte
de las
muestras de este juego de dualidades permanentes entre la primera y la
segunda persona junto al lenguaje literario y el coloquial. Puntos centrales en
este trabajo.
Se sabe que trabajar en
los personajes con especial atención en su perfil psicológico-emocional no es
un rasgo privativo de Walsh, no obstante es interesante detenerse un momento en
este punto.
Si bien el autor se
ocupa de describir la ropa, la casa, haciendo evidente la profesión de Greta, y
mediante el diálogo con Renato, dar cuenta de los problemas que ella tiene: por
un lado para poner límites a su afán de perfección, situación que termina por
estropear su arte; y por el otro la incapacidad de solucionar sus conflictos
conyugales.
La tarea que cumple la
presencia de Greta en la narración es que el lector conozca, a través de ella,
con qué tipo de círculo se encontraba vinculado el protagonista.
También es la encargada
de caracterizar a Pola, la obsesión de Renato. El personaje de Pola, nombrado
en todo el transcurso de la obra, aparece concretamente sólo al final de los
acontecimientos. Además le brinda al lector una noción sobre la relación de
Renato y Pola, según la cual Renato es el responsable de la inestabilidad
psíquica de Pola, en abierta oposición a lo que cree Tonio, para quien Renato
fue el perjudicado.
Greta expresa con sus
palabras, la confusa manera que tiene Pola de ver el mundo, para quien éste
resulta ser como un espejo roto, en cientos y cientos de “mitades”. Reafirmando
el autor de esta manera, lo que ha venido haciendo a lo largo de toda la obra,
con los quiebres que se apuntan en este trabajo y que distinguen a esta
narración.
Pasando a otro
personaje, se ha nombrado la indeterminación en el modo de expresarse de Tonio,
que al hablar impulsivamente usa un lenguaje vulgar, luego en ese mismo
instante opta por el léxico científico de la otra cara de su personalidad, la
que utiliza para escribir temas referidos a la sexualidad, con el seudónimo de la doctora Rubiakov.
Siendo además un hombre que, a pesar de su
faceta intelectual, según aquello que da a entender el diálogo, es un proxeneta
en ejercicio que maneja a una prostituta.
Pero Tonio no sólo
representa la segunda dicotomía –el contraste entre el lenguaje literario y el
coloquial- desempeña también otro papel muy importante, porque es él quien con
sus apariciones transforma un cuento gris y sombrío, impregnado de angustia e
incertidumbre, en una historia con humor.
Renato es el dueño de la
voz que rompe con la distancia de la descripción literaria. Tómese, como
ejemplo sus intervenciones en el diálogo del principio, que da la pauta de la
relación de amistad con Tonio, que será de gran importancia para entender el
papel que juega éste en el desenlace de la historia.
Desenlace que hubiera
sido fatal para Pola, sin la intervención de Tonio, quien no quería ver a su
amigo Renato convertido en un asesino y por eso reemplaza a la posible víctima
por un maniquí, en función de un plan
aparentemente premeditado no explicito en la obra. Se infiere que el autor pudo
haber realizado el desenlace de su historia en tercera persona para darle al
lector es efecto sorpresivo, que al relatar lo Renato hubiera sido no menor
pero si diferente.
La narración se dedica a desarrollar la
incertidumbre con respecto al futuro de Renato, sus angustias por su rotundo
fracaso teatral y sentimental, que marca el comienzo de la crisis en su vida.
Una vez comprendido este hecho por el lector aparece un posible motivo del
porqué de su exilio en la isla. El autor destaca su obsesión con Pola y la
describe exquisitamente.
Sin esta descripción en
la que aparecen esas continuas rupturas de la tercera persona por irrupción de
la primera persona, esta técnica aumenta
a los ojos de quien lee la profundidad de la expresión porque si ella no le
llegaría a impactar el final de la narración de la misma forma. Luego de tener
conocimiento de las sensaciones y pensamientos del protagonista, el lector, se
identifica con mayor intensidad con el intento desesperado de Renato por
liberarse de su obsesión tratando de asesinar a Pola.
Toma como un rasgo de
humor que termine por apuñalar a un maniquí, esto quiebra con la atmósfera de
angustia previa al hecho de que Renato se percate de la verdadera situación.
d.- Pasando a los
aspectos del argumento, se destaca que en la narración -en su totalidad- está
presente una fuerte característica localista, en cierta manera consecuencia del
uso de un leguaje ordinario y de modos léxicos típicos como “...mirá vos.” o “gran
siete...”, entre otras que para quien conoce las costumbres y las maneras del
habitante de la ciudad de Buenos Aires, dicho comúnmente: el porteño, es
recrear y encontrarse con modos de actuar y de pensar muy familiares.
Este cuento posee
elementos asociados íntimamente el tango, que se distingue por las pasiones no
correspondidas, trágicas y melodramáticas de sus personajes, las prostitutas,
el proxeneta, el puñal junto con la notoria carga “machista” presente en toda la extensión del
relato. Lo que es más, en el mismo
párrafo en el que está la cita principal, incluso se recurre al comienzo de un
tango “... uno busca lleno de esperanzas...”.
Entre los motivos que
lleva a sostener que este cuento posee un gran contenido “machista”, se debería
comenzar por su representante más notorio: Tonio, que durante todas sus
apariciones muestra en sus expresiones su “machismo”, como ejemplo: “...Un kilo
de oro es la variedad de pi, de pene más cotizada entre las mujeres. Les hace
sonar los siete tamborcitos...” palabras que explica el título de la obra “Un
Kilo de oro” haciendo alusión a la importancia que le dan las mujeres
–recalcando nuevamente, desde el punto de vista “machista”- al órgano sexual
masculino. Y luego en el mismo dialogo –
repleto de ejemplos con relación a este punto - la frase condenatoria: “...La
relación entre dos intelectuales de distinto sexo (...) es una relación homosexual.”
Sugiriendo que la mujer al ser intelectual se transforma en un hombre, así
menosprecia la inteligencia femenina.
En Renato también se ve esta característica, pues
cuando Greta lo acusa de mandar a Pola al osteópata (sugiriendo que la golpeaba)
y al psicoanalista, él se justifica por medio de la pasión. Y ataca a Greta
cuestionando su capacidad para atraer a su pareja.
Otra
cuestión a destacar es que Renato asocie el recuerdo de Pola simplemente a la “ropa
interior en una vidriera” y a un “tacho de basura”, contando también con la
forma irrespetuosa de tratarla al final de la obra. Comparar a una mujer con
dos cosas tan vanas demuestra a las claras los verdaderos sentimientos de
Renato hacia Pola.
Conclusión:
Al principio del
desarrollo de la presente monografía se planteó un interrogante, cuya respuesta
se intentó lograr a lo largo de dicho desarrollo. La conclusión a la que se
arriba es que el autor juega constantemente a ser el narrador en algunos casos
y el personaje que narra en otros.
Así lo vemos
distanciarse e involucrarse en el texto permanentemente, utilizando en
ocasiones la irrupción de la primera persona en una descripción en tercera
persona, utilizando el contraste entre un lenguaje culto y un lenguaje
soez.
El lector percibe con
mayor intensidad todo lo ocurrido en la obra justamente por este recurso
estilístico apuntado anteriormente.
Lo así manifestado hace
que la prosa de Walsh produzca en el lector la sensación de estar frente a un
autor de extrema pericia y un gran sentimiento de pertenencia para quien ha
vivido inmerso en las costumbres porteñas del escritor.
Es conveniente aclarar – una
cuestión que quizás sea tomada como una falta – antes de empezar con el
desarrollo. Dada la brevedad del presente trabajo y la extrema correlación
entre los temas ya explicitados se ha
optado por la no segmentación con subtitulos.