Una noche cuando el insomnio atormentaba mis horas, abrí la ventana de par en par buscando consuelo en la belleza de las estrellas.
Y suspirando dije: a veces somos tan pequeños ante la adversidad, en otras ocasiones pareciera que la gran Luna puede entrar en una mano… En ese instante oí una voz en la brisa nocturna:
-Acaso tú deseas sostenerme en tus manos- ríe- me quedaré un momento contigo, porque me has hecho sonreír.
-Es solo una cuestión de percepción, cuanta ironía la distancia que nos separa me ha dado la ilusión de poder acariciarte.- dije sorprendida
Ella continúo sonriendo y respondió:
-Los seres humanos solos llegan a la tierra y solos tendrán que partir. No golpees mi corazón porque comenzará a latir a ritmo con tu melodía, esto en vano sería; imposible es negar que lo nuestro trascendería lo fortuito, aún así sería tan ligero y efímero como el aroma del Jazmín.
Tú admiras mi resplandor inmune al ciclo del tiempo, te relataré sobre lo eterno… pero oye tú que eres como una flor del prado que perecerá para el otoño.¿No sientes temor?.
-¿Miedo a qué?- respondí
-Pues tu vida es un reloj de arena, ¿Le has dado a tu ser más amado ese abrazo que traspase la palabra? No sabes ni cuándo, ni dónde será la última vez que cierres tus ojos, no desperdicies tus preciados instantes en vanos enojos.
¡Oh mortales faltos de sabiduría! Corren tras copos de algodón al viento. Cuándo deberían atesorar a aquel que no volverá, el Tiempo…
Entonces tu mi poeta, no te escondas en la rutina para negarte a contemplar el cielo y atravesar la eternidad con tus palabras. Si tu alma feroz aún resplandece escribe con fervor, siguiendo su compás, déjate llevar tonterías seran pero llenas de emoción.
Nunca dejes de oír mi voz en un susurro, nunca dejes de seducir a las estrellas.
Y jamás permitas que tu pasión muera.
Con lágrimas en los ojos recibí estas palabras de la luna Susurrante.
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