sábado, 3 de mayo de 2014

El ocaso de la niña


El ocaso de la niña

Se escucha una voz, la intimidad de mis secretos,
en esta noche profunda de sombras oscuras y brillos discretos,
se confesaran todos mis anhelos.
Ante la reina blanca, eterna cautiva del universo.
Y mi salvación ya no se encuentra en este simple verso,
Sé que ninguna bella rima me traerá 
consuelo,        
perdida como estoy en la marea del deseo.
Ya no logro contener      
las ansias de mis labios por beber  
el licor de la lujuria, 
mi mente se embriaga de pasión imaginaria,                                                                                          
quema en mi interior esta mujer que nace,    
el ocaso de la niña que crece
Sobre mi se avecinan                                                    
suaves manos que guían
el vaivén de mi cintura,                                         
me rindo al vértigo, a la locura.
Violentos roses,   
tiernas caricias,                                                            
besos feroces.                                                 
Mi cuerpo entero se estremece  
por un sueño que al llagar el sol desaparece.
A mis ojos ilumina esta llama que crece,
poco a poco consumiéndome, 
arderá sobre la piel del hombre al que ame, 
solo ante él me revelare.
Entre sus brazos, en instante desnuda y vulnerable
poseerá mi cuerpo y le entregare 
mi alma simplemente por amarme.




Todos los derechos reservados ©  Patricia TORRES 

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